En este texto se reivindica la figura del director/a de exposiciones, un perfil profesional todavía poco reconocido y diferente del coordinador de exposiciones o del comisario. El director/a de exposiciones —con el soporte de una coordinación adecuada—…
• Lidera la gestión ejecutiva de un proyecto expositivo, disponiendo de alta capacidad decisoria.
• Comprende a fondo todas las fases del proceso de desarrollo de una exposición, con una visión amplia, global e integradora.
• Desempeña las funciones de interlocutor con el panel estratégico del proyecto de exposición, interiorizando los objetivos comunicativos pretendidos por este.
• Ostenta la representación pública de la exposición.
• Frente al panel estratégico, asume responsabilidades en relación a la eficiencia comunicativa evaluada de la exposición.
• Y particularmente, domina a fondo los recursos del lenguaje museográfico liderando la creación del guión.
Las exposiciones eficientes precisan necesariamente de esta figura del director/a, la cual, mientras no sea señalada explícitamente, seguirá siendo desempeñada de facto y como hasta ahora suele suceder, por el diseñador, por el comisario, por un coordinador, por el productor o por cualquier otro miembro —o miembros— del equipo que por el motivo que sea llegue a poder imponer su criterio, aunque posiblemente su tarea adolezca de la perspectiva global necesaria, o de la formación o de la dedicación oportunas.1
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